II - El sexo y su mala fama
Una sexualidad bien llevada es parte integral de una vida
bien llevada, de una vida centrada en el afecto, en el respeto, en el disfrute
de nuestros vínculos con los demás. Una vida que comprende y que vive el amor
en todos sus aspectos, y que es capaz de sentir al otro como nuestro igual y de
amarle como nos amamos a nosotros mismos. No hay nada sucio, nada pecaminoso,
nada perverso en una sexualidad placentera y responsable que se constituye en
un elemento más de nuestros vínculos afectivos.
Pero no es tan fácil. Hay riesgos, hay peligros, hay
amenazas. Y los seres humanos caemos fácilmente en la tentación. Con una
facilidad trágicamente humana, pasamos de la caricia al golpe. En un instante
nos olvidamos que estábamos ahí para ser una sola carne y aprovechamos
cualquier grieta, cualquier debilidad para imponer nuestro dominio, y usamos el
sexo como herramienta de poder y de control. El sexo es poderoso, y es grande
el daño que podemos hacer si lo usamos como ARMA.
Podemos ahogar al otro en el
abrazo, asfixiarlo hasta que se niegue a sí mismo y se someta al dominio que
buscamos. El sexo que busca placer a toda costa, es un sexo que abusa del otro
sin importarle si es un niño o una niña pequeña, sin importarle si es un hombre
o una mujer que quiere y consiente, o que simplemente se deja... temeroso de
decir que no.
FUNDACIÓN Q´INTI Organización Promotora de Actividades Educativas,Desarrollo y Bienestar Social.
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