¡Increíble pero cierto! El auto-engaño habita en nuestra
mente e interfiere de forma constante en nuestra vida. Los seres humanos
tenemos una alta capacidad para mentirnos a nosotros mismos.
En la medida que
la gente se puede convencer a sí misma, que un engaño es verdad o que sus
motivos son irreprochables, puede engañar mejor a los demás porque ya no emite
las señales de engaño consciente que podría revelar su intención engañosa,
tales como: nerviosismo, sudoración, discurso contradictorio, inseguridad y demás.
Por no tener que esforzarse para mantener la realidad y la ficción en la mente
al mismo tiempo; fácilmente ocultan la primera y hacen que la segunda sea
compatible con sus intereses. Al creer plenamente en la ficción que están
promulgando, pueden liberar su mente para concentrarse en otros asuntos.
El engaño es una actividad profundamente arraigada a la
vida, que ha sido seleccionada a lo largo de la evolución. Su presencia no
queda acotada únicamente al ser humano. Si miramos a nuestro alrededor, en la
naturaleza encontramos numerosos ejemplos de seres vivos que emplean las
técnicas del engaño, con el único fin de sobrevivir y perpetuar sus genes. Los
virus y las bacterias, sin ir más lejos, camuflan sus efectos mediante el uso
de proteínas que mimetizan componentes del organismo huésped hasta el punto de
burlar un sistema inmunológico preparado para atacar a agentes extraños. Los
depredadores e incluso las presas de los depredadores también acuden al engaño
con tal de pasar desapercibidos.
Hay muchas maneras de engañar a la gente. Una obvia opción
es contar una mentira, pero también es posible engañar a los demás, evitando la
verdad, ofuscando la verdad, exagerando la verdad o poniendo en duda la verdad.
Estos procesos son útiles al engañar a otros, pero también son útiles para
engañar al yo. Por ejemplo, si te puedo engañar evitando una crítica, entonces
es lógico pensar que puedo engañarme a mí mismo de la misma manera.
El auto-engaño es una práctica común y peligrosa porque nos
aleja de la realidad hacia un decorado identificado por nuestra mente como
real. Y el precio que pagamos por vivir en la mentira es muy alto.
El estudio del engaño ha dado lugar a una serie de premisas
obvias y universales. Por ejemplo, ante una misma comunidad, el mentiroso habitual
está destinado al fracaso. Y es que si el mentiroso actúa de forma repetida,
las potenciales víctimas de engaño pueden llegar a identificar la mentira y
desarrollar respuestas contra ella, convirtiéndose el mentiroso en víctima de
su propio engaño.
¿Por qué surge el Autoengaño? Vanidoso y ególatra, nuestro
cerebro trata de convencerse siempre de la opción más cómoda, de la que
concuerda mejor con su propia realidad. Por eso memoria e inconsciente se
encargan de ajustar lo que no encaja, de cambiar lo que no gusta, de eliminar
lo que duele y de ensalzar lo que agrada.
De esos mismos mecanismos surge en los humanos la habilidad
para caer fácilmente en estereotipos y prejuicios que, llevados al extremo,
pueden conducir a tensiones y conflictos.
La falta de Fortaleza
Afectiva para enfrentarnos a realidades dolorosas, nos lleva a negar la
realidad y a ver únicamente lo que queremos ver.
Aunque vivimos en un mundo así, siempre tendremos la
posibilidad de actuar con criterio; de ver lo que hay más allá de las
apariencias para descubrir la esencia; de vivir y sentir la vida sin sesgos
egoístas que hagan daño a los demás; de actuar por convicción y de corazón; de
descubrir el lado transparente de la vida, de aportarle genuinamente al avance
social; de esforzarnos por Evolucionar Afectivamente; de propiciar la Evolución
Afectiva de nuestros hijos; de construir para nuestros hijos un mundo de
posibilidades buenas; de vivir intensamente degustando cada instante con pleno
equilibrio; de vivir una Vida con Pleno Sentido libre de engaños.
FUNDACIÓN Q´INTI
Organización Promotora de Actividades Educativas,Desarrollo y Bienestar Social sin fines de Lucro en beneficio del más necesitados niños,joven y adulto mayor.
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