Se nos propone adquirir objetos o hábitos que nos acercarían a un supuesto estado de bienestar. Casi todas las opciones van de la mano del individualismo (conspiran contra el bienestar psico-social), del sedentarismo (atrofia el movimiento natural) y agraden el ambiente (alteramos el aire, el agua, la tierra, los alimentos...).
Consecuencias de estas costumbres sedentarias: la obesidad, la hipertensión, las várices, los sufrimientos de columna, la constipación, el cáncer de colon, el cáncer de mama, la diabetes, la depresión, el aislamiento y la contaminación ambiental. Ante la deformidad del cuerpo, ante la falta de descarga de energía física, ante la deficiente irrigación sanguínea, ante los dolores y la inhabilidad motriz, terminamos no queriéndonos, no valorándonos y la autoestima se desploma.
Entonces seguimos los consejos de ese mismo marketing que nos condujo a estas dolencias para buscar sus soluciones.
No hay mayor garantía para la salud humana que una plena conexión con las frecuencias de la Tierra.
Consecuencias de estas costumbres sedentarias: la obesidad, la hipertensión, las várices, los sufrimientos de columna, la constipación, el cáncer de colon, el cáncer de mama, la diabetes, la depresión, el aislamiento y la contaminación ambiental. Ante la deformidad del cuerpo, ante la falta de descarga de energía física, ante la deficiente irrigación sanguínea, ante los dolores y la inhabilidad motriz, terminamos no queriéndonos, no valorándonos y la autoestima se desploma.
Entonces seguimos los consejos de ese mismo marketing que nos condujo a estas dolencias para buscar sus soluciones.
No hay mayor garantía para la salud humana que una plena conexión con las frecuencias de la Tierra.
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