Gracias por tu Visita

jueves, 2 de mayo de 2013

EL LAMENTO DEL CRESPÍN

Cuenta la historia de la leyenda de Crespín que allá, monte adentro, vivía una pareja de campesinos, cuya mujer vivía constantemente escapándose para irse a los bailes que se armaban en el pueblo, mientras su marido, Don Crespín, trabajaba duro de sol a sol en los sembradíos  y en las duras mañanas de invierno, para que su esposa no pasara necesidades. Sin embargo, a ella no parecía importarle en absoluto el esfuerzo de este hombre,  lo único que le importaba era el lujo y mucha diversión , un día decidió abandonarlo, a través de un mensaje escrito en un papel, le comunicó que se iba para poder vivir una vida de libertad ,llena de diversiones un deseo lleno de libertinaje  que siempre quiso hacer agregando que lo que el le daba no le era suficiente. 

Crespín, al llegar al rancho, encontró la nota y no le quedo más remedio que vivir solo con la pena del abandono, durante el resto de su vida. Un día, Crespín, ya débil de tantos años de trabajo, con la pena que lo consumía, enfermó. Ella al enterarse, sintió cierto cargo de conciencia y  comprendió que  aquel hombre era bueno honrado y sobre todo que la quería; Acudió al rancho de Crespín para ayudarlo y compensar así un poco el abandono que había cometido. 

Por lo que fue urgente en busca de la curandera, a fin que pueda ayudarla y brindarle algún remedio. 
Pero en el camino antes de llegar a la casa de la curandera se topó con un baile, de esos que suelen hacerse improvisados, donde el vino, el bombo y la guitarra no faltan, y la necesidad de bailarines surge como por arte de magia, y sus pies y el ardor por la pasión que tenía por la danza, hizo que se olvidará del buen Crespín que agonizaba en su lecho y se prendió en la fiesta a cantar y bailar. 
En lo mejor de la misma, uno de los vecinos le comunico que Crespín había fallecido, ella sin prestar suficiente atención e inmersa en el baile, solo dijo “hay tiempo para llorar” y continuó de fiesta.

                                                                 Cuando pasaron sus años, y su esplendor y belleza ya no era como el de aquella joven, arrepentida de sus actos, trató de volver con Crespín, regresando al rancho, pero al acercarse se encontró con un patio abandonado y el rancho en ruinas, por lo tanto corrió hacia los sembradíos, con el grito de “Crespín, Crespín, Crespín”, pero estos estaban desolados, su grito era un lamento que fue llenando de canto al aire y de locura a la mujer. 
                                                        Desesperada le pidió a Dios ayuda para encontrar a su marido de nuevo. Y a causa de este deseo la trasformo en un ave que grita y se lamenta buscando aquí y allá, siguió así andando por los montes, en una búsqueda eterna, pues Crespín, tal cual, le había dicho aquel vecino, había fallecido…

0 Tú opinión importa...: