Yggdrasil (árbol de la vida) en la mitología nórdica es
un fresno perenne cuyas raices y ramas mantienen unidos los diferentes mundos:
Asgard, Midgard, Helheim, Niflheim, Muspellheim, Svartalfheim, Alfheim,
Vanaheim y Jötunheim.
De su raíz nace la fuente que llena el pozo del
conocimiento, custodiado por Mimir.
Yggdrasil era el árbol de
la vida, y si muriera, significaría la destrucción total del mundo. Yggdrasil
sostenía el cielo y en su copa vivía un águila, y entre los ojos del águila un
gavilán llamado Vederfolner.
Por el tronco corría la ardilla Rata tosk pasando
noticias e insultos entre el águila el dragón Nidhug que vivía al lado de una
de las raíces de Yggdrasil.
Cuatro ciervos corrían por sus ramas y el rocío que
caía de su cornamenta formaba los ríos del mundo. Yggdrasil tenía tres raíces.
Una yacía en Asgard, donde también se encontraba el pozo de Urd vigilado por
tres nornas, encargadas de sacar agua del pozo para regar Yggdrasil.
Estas tres
nornas (diosas del hado) reinaban sobre el destino de los hombres y decidían si
vivirían felices o no, sus nombres eran: Urd, Verdandi y Skuld (pasado,
presente y futuro).
La otra raíz yacía en Jotunheim o el mundo de los Yotes
(gigantes de escarcha), y aquí se encontraba el pozo de Mimer.
Era el pozo de
la sabiduría y el que bebía del pozo sabría todo lo pasado y todo lo que
vendría, Odín bebió de este pozo, perdiendo un ojo, ya que lo había dejado ahí
con tal de obtener la sabiduría que ofrecía.
La tercera raíz yacía en Niflheim,
donde se encontraba también el dragón Nidhug.
El palacio de Odín se encontraba
en Asgard, y era conocido como Valhalla, y era donde vivían los guerreros nóricos
muertos (Einherjerne) y las doce hermosas jinetes guerreras hijas de Odín, las
valquirias.
Las valquirias eran las vírgenes guerreras o espíritus de guerra de
Odin, y las que llevaban a los guerreros caídos en batalla a Valhalla.
Valhalla
tenía 540 puertas y todas tan anchas que podían entrar 800 hombres formados en
línea a la vez, dichas puertas conducían a una gran sala cubierta de espadas
tan brillantes, que ellas eran las que iluminaban la estancia, reflejándose su
luz en el artesonado techo de escudos de oro, y en los petos y mallas que
decoraban los bancos, la sala, comedor y lugar de reunión para los Einheriar
traídos de entre los muertos por las Valkirias, a lomos de sus monturas, tras
cabalgar a través del Bifröst.
Encima del techo de escudos caminaba la cabra
Heidrun.
Heidrun comía las hojas de Yggdrasil y de su ubre caía la hidromiel
que bebían los guerreros. Las personas que no eran muertas en batalla, por
enfermedad, vejez o accidentes, no entraban a Valhalla y en cambio eran
enviadas al reino de hel (diosa de los muertos, hija del dios del fuego Loki o
Loke), es decir, al infierno, reino de la muerte, donde reinaba la oscuridad y
la sombra, mismo que se encontraba cerca de las raíces de Yggdrasil, bajo
Midgard.
En Valhalla, se vivía un furor y
un gusto por la lucha que era la alegría de la vida, y es por esto que la
cultura de los vikingos siempre estuvo encaminada a las invasiones, las
conquistas y el botín.
Se puede decir que Valhalla era el paraíso para los
guerreros.
Aquellos caídos en batalla eran llevados por las Valquirias al
Valhalla y allí podían luchar nuevamente pero sin consecuencias, nada les
ocurriría ya, y el daño que sufrieran lo repararían las Valquirias en la noche.
Después de la batalla venía el gran festín con mucha comida y bebida. Así se
preparaban para la última batalla, el día de Ragnarok, "el crepúsculo de
los dioses", el día del fin del mundo o más bien "El destino de los
dioses".
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