Cada
(tic-tac) es un segundo de la vida
que pasa, huye, y no se repite.
El corazón de Frida Kahlo era tan intenso que tenía
amor para dar y repartir, donde ponía el ojo ponía los labios. Si alguien le
gustaba a la pintora mexicana no tardaba en seducirlo, conquistarlo y luego
abandonarlo, porque su mayor y único amor fue el muralista Diego Rivera.
Leo Eloesser
Fue un renombrado cirujano que Frida conoció en San
Francisco, y a partir de ahí iniciaron una amistad que nunca terminaría.
Entre Frida y el doctor Leo Eloesser existía un
“vinculo especial”, incluso Kahlo le pintó un retrato y sostuvieron una
relación epistolar durante casi 20 años que mantuvieron una comunicación a
través de cartas, dicen que de “pura amistad”, pero en una carta de febrero de
1950 la artista le dice: “¿Cuándo volveré a verte? Me hace tanto bien saber que
tú me quieres y que no importa dónde andes tú me cielas (de cielo). Te adora tu
Frida“.
Alejandro Gómez Arias
Alejandro Gómez Arias
Alejandro Gómez Arias
El primer amor de Frida fue Alejandro Gómez Arias,
la historia de un romance juvenil agridulce donde la artista le escribió cartas
durante seis años, en una de ellas le reveló: “… No puedo por nada en esta vida
dejarte de hablar. No seré tu novia, pero siempre te hablaré aunque me hagas
las peores groserías, porque te quiero más que nunca, ahora que te me vas…”.
José Bartolí
José Bartolí
José Bartolí
Bartolí, un republicano que, saltando de un tren,
había logrado escapar de las garras de la Gestapo y de un destino incierto en
el campo de concentración de Dachau, se abrió paso como pintor y dibujante.
Allí, en un hospital de la metrópolis estadounidense, conoció a Frida en 1946.
José Bartolí
El amor de Frida Kahlo, plasmado en 25 cartas manuscritas dirigidas a su
amante español Josep Bartolí, fueron vendidas por 137 mil dólares. En una de
ellas Frida escribe: “Te quiero como eres, me enamora tu voz, todo lo que
dices, lo que haces, lo que proyectas. Siento que te quiero desde siempre”. Le
obsequió una pintura con forma de medallón titulada ‘Autorretrato en
miniatura’.
La viuda de Bartolí, la doctora Berenice Bromberg
ha subastado algunos objetos con dedicatorias amorosas que Frida le regaló a su
esposo. La relación fue confirmada por Enriqueta, la hermana del pintor
catalán: “Tuvieron una aventura de amor bastante particular… para José era un
amor sincero, una aventura muy bonita…”.
Nickolas Muray
Nickolas Muray
Nickolas Muray
Frida conoce al fotógrafo Nickolas Muray en México
en 1931, y en repetidas ocasiones se reencuentran en San Francisco y Nueva
York. Tuvieron una relación intermitente durante diez años y ella posó para él
en repetidas ocasiones. Su amorío comenzó en 1931, después de que Muray se
divorció de su segunda esposa y un poco después de que la pintora contrajera
matrimonio con Diego Rivera.
“Mi adorado, mi niño y mi amado”, así se refería
Frida al fotógrafo neoyorquino de origen húngaro Nickolas Muray, con quien
vivió una apasionada relación aunque algunos especialista dicen que no hubo
sexo entre ambos “quizá fue el propio pudor de Frida (que se sentía en franca
decadencia) lo que impidió el contacto más íntimo”. Muray la quería, la adoraba
y la fotografió mucho, por eso algunas de las mejores fotos de Kahlo fueron
tomadas por él.
Frida escribió a Muray en París de 1939: “Mi
adorable Nick, esta mañana, después de tantos días de espera, llegó tu carta.
Me sentí tan feliz que, antes de comenzar a leerla, me puse a llorar. Mi niño,
realmente no puedo quejarme de nada en la vida mientras tú me ames y yo a ti.
Es tan real y hermoso que me hace olvidar todo los dolores y los problemas,
incluso me hace olvidar la distancia”.
Leon Trotsky
Unos dicen que el romance fue por venganza y otros
que por placer, pero nadie niega que tuvieran un amorío. La primera versión es
que tras enterarse que Diego sostenía una aventura con Cristina Kahlo, la
hermana de Frida, la pintora inició una relación con Leon Trotsky, quien era
uno de los personajes más admirados por el muralista mexicano. La segunda
versión es que Frida se enganchó con la inteligencia y postura política de su
Trotsky. Cartas y diarios de ambos personajes confirman el amor.
Isamu Noguchi
Escultor nacido en la ciudad de Los Angeles,
California. En 1936, de madre estadounidense y padre japonés, fue invitado por Diego Rivera para sumarse al
grupo de muralistas que intervendrían el interior del mercado Abelardo
Rodríguez. El escultor Noguchi era descrito como un “Don Juan”, “intrépido
enamorado” y “amante castigador”. Noguchi sedujo a Frida y comenzaron un
romance. Diego encontró a los infieles en su departamento y empuñando una
pistola le exigió a la pareja terminar dicha aventura.
Chávela Vargas L.
Chávela Vargas L.
Chávela Vargas L.
Frida Kahlo y Chávela Vargas tuvieron una gran
amistad por muchos años. Frida escribió a Carlos Pellicer una carta
refiriéndose a su nueva amiga: “hoy conocí a Chávela Vargas. Extraordinaria,
lesbiana, es más se me antojó eróticamente. No sé si ella sintió lo que yo.
Pero creo que es una mujer lo bastante liberal que, si me lo pide, no dudaría
un segundo en desnudarme ante ella”.
Chavela vivió con el matrimonio de artistas durante
un año, en la residencia de Coyoacán. Nunca negaron ni aceptaron su romance,
sin embargo, lo que expresa la una de la
otra puede darnos un indicio de su verdadera relación. Chavela Vargas dijo al
periódico “La Jornada” sobre Frida: “Me enseñó muchas cosas, y sin presumir de
nada ¡agarré el cielo con las manos, con cada palabra, cada mañana!”.
Heinz Berggruen
Heinz Berggruen
Heinz Berggruen
El nido de amor de Heinz y Frida fue en el Hotel
Barbizón que se encuentra en la Plaza de
Nueva York. Heinz Berggruen, el judío alemán se expresó así de la relación:
“tuve que reconocer que nuestra relación para ella no era más que un episodio…
y que yo había infravalorado la fuerza de su unión con Diego Rivera. Pero incluso sabiendo que nuestra relación no fuera más que un medio para dar celos
a Diego… Nos separamos anegados en lágrimas”.
Diego Rivera
Se casaron el 21 de agosto de 1929 en el antiguo
Palacio Municipal de Coyoacán.Un intenso y doloroso amor entre Diego Rivera y
Frida Kahlo, una relación de miel con lágrimas, se dijeron los adjetivos
amorosos más dulces hasta los insultos más grotescos, ambos sabían de sus
infidelidades pero siguieron juntos hasta que la muerte los separó. En una
carta la pintora le expresó: “Desafortunadamente ya no soy buena para nada, y
todo el mundo ha usurpado mi lugar en esta pinche vida… Te quiero más de lo que
puedo expresar…“.
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