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domingo, 15 de diciembre de 2013

LA CRUZ A CUESTAS

Todos, en nuestro viaje en esta vida, tenemos que cargar con la cruz asignada. 

Cuenta la historia  que hubo un hombre que tenía que ir por un camino largo y peligroso. Preguntó cómo podía caminar sano y salvo por él. Alguien le dijo: “Toma la cruz y serás salvo”. El hombre llevaba la cruz larga y pesada sobre sus hombros.

De repente se le apareció un señor muy imponente, vestido con un extraño traje rojo que le dijo: Pero hombre ¿Qué estás haciendo con semejante cruz encima? 

No tiene sentido. ¿Por qué no le cortas un poco los extremos así la carga se te hace más liviana?
El hombre, luego de pensarlo por un breve momento, creyó que ésa era una buena idea para evitar tanto esfuerzo. 

Fue así que limó los extremos de la cruz y siguió caminando.

A los pocos metros, el señor de rojo se hizo presente otra vez.
"Pero ¿Qué te dije amigo? No la has achicado casi nada. 

Córtale las puntas un poco más. Estás arrastrando una cruz demasiado pesada pudiendo sacrificarte menos para llevarla. 
No seas tonto!".

Y el hombre esta vez cortó los extremos de la cruz. Sintiéndose ahora un poco más aliviado, continuó su camino. 


Ya el tamaño de la cruz había disminuido notablemente y el hombre podía cargarla con más comodidad.
Al poco tiempo de avanzar, el señor de rojo volvió a cruzarse ante él y le insistió:

"Vamos... Córtale los extremos más todavía. Mientras más chica sea la cruz menos va a costarte llevarla."

Entonces el hombre se detuvo y volvió a cortarle los extremos hasta que pudo cargarla con una sola mano.

Siguió caminando y a medida que avanzaba, pudo divisar una gran luz blanca al final del camino. 
Cuando estaba muy cerca escucho una voz que decía:
"Bienvenido Hijo Mío al umbral de la Gran Puerta Al Paraíso".
Cuando se percato que había un gran abismo

Pregunto: Señor ¿Cómo hago para cruzar este abismo?
 "Para eso tienes la cruz.  Esta cruz que has estado cargando durante toda tu vida tiene la medida exacta para  cruzar  y llegues a la Puerta del Cielo. 
De otra forma es imposible".

"Pero Señor... Es que mi cruz ya no tiene ese tamaño. 

Yo le hice caso a un Señor de traje rojo que durante todo mi camino estuvo acechándome, tratando de convencerme para que yo mismo me facilite las cosas. 
Y me convenció. 
Yo hice mi carga más liviana por consejos de él."



"Ay Hijo Mío... Te has dejado tentar y mira ahora lo que te ha pasado. 
¿Te das cuenta que al final de todo las malas influencias terminan perjudicándote?"

Dios nunca te dará más de lo que puedes cargar. Sin la cruz no se puede ver la luz… 
LA LUZ DE LA ESPERANZA, que nos permite por medio de la Fe ver la Luz al final de túnel de nuestros problemas diarios. 
DIOS TE BENDIGA.

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